El Ayuntamiento mantiene que no recepcionará la zona mientras ‘El Pocero’ no termine las obras de urbanización. Sólo la depuración de aguas supone un coste de 20.000 euros al mes
El fuego cruzado entre el Ayuntamiento de Seseña y el promotor de El Quiñón, Francisco Hernando ‘El Pocero’, sobre la terminación de las obras de urbanización del barrio sigue atrapando a sus residentes. El alcalde seseñero, Manuel Fuentes, confirmaba en una reciente reunión con los vecinos agrupados en la Asociación del Residencial que el Consistorio no recepcionará la zona mientras no estén acabadas infraestructuras pendientes como la red de aguas, el acceso a la autovía A-4 o el desvío de una cercana línea de alta tensión.
La recepción es el último trámite de un proyecto urbanístico, por el cual el Consistorio se hace cargo de servicios como la limpieza viaria y el alumbrado público. Se efectúa cuando el Ayuntamiento constata que las obras de urbanización recogidas en el proyecto han sido ejecutadas por el constructor, que es quien debe prestar esos servicios hasta que la recepción se realice.
El alcalde, por ello, se basa en la falta de infraestructuras para no asumir los costes de conservación del barrio. Fuentes avisa que actúa así no sólo en defensa de la legalidad urbanística, sino también de «los intereses generales de todos los vecinos de Seseña». Recuerda que, si el Ayuntamiento asumiera el barrio, también debería afrontar el coste de las obras pendientes. Un coste que debe ser abonado por el promotor porque «quien se ha llevado las plusvalías -por la venta de pisos- no puede dejar la urbanización sin terminar».
Y Fuentes avisó que esta situación puede ir para largo, toda vez que Hernando ha iniciado un contencioso en los tribunales contra la orden municipal que rechaza su pretensión de dejar de ser el agente urbanizador de El Quiñón mientras no acabe las infraestructuras. «Si hay contencioso, en tanto no se resuelva, tiene que llevar el mantenimiento de El Quiñón», advierte el regidor al constructor.
Y ese coste es elevado. Sólo el mantenimiento de la depuradora de aguas del barrio supone unos 20.000 euros anuales. Además, Fuentes señala la necesidad de una cuadrilla de barrenderos y otra de jardineros por la extensión de sus zonas públicas, como el Parque del Lago.
El alcalde reconoce que Hernando no ha abandonado el mantenimiento del barrio, pero lo ha reducido al mínimo. «Por lo que sabemos, tiene una persona para limpieza de calles y otra para cuidar las zonas verdes», y esto se traduce en un servicio que no llega al 50 por ciento de lo necesario.
Fuentes teme que el constructor busque manejar esto para poner a los vecinos en contra del Ayuntamiento. «El caso es meter presión para conseguir objetivos», valora, anunciando que no cederá.
Así, señaló que un grupo de una decena de personas intentó reventar la reunión vecinal. Sin embargo, destacó el agradecimiento de la Directiva de la Asociación de Vecinos por la asistencia de los responsables municipales.
Preparan protestas.
Por su parte, el presidente de la Asociación, Juan Domínguez Gómez, reconoce que este panorama les obligará, una vez pasado el verano, a hacer protestas «contra todos», tanto el constructor como el Ayuntamiento, para que el barrio quede terminado y se aseguren los servicios. Domínguez también señala que la precariedad de los servicios que presta Hernando se está notando en fallos en algunos puntos del alumbrado público y la falta de cuidados en el parque del lago. Este espacio está «infestado de mosquitos» y no se repusieron los peces del estanque tras su última limpieza. El presidente de la Asociación también reclama a la Junta que se implique en este conflicto para forzar su resolución.
Pese a estos problemas y otros, como la falta de un transporte público suficiente hacia Madrid, Domínguez destaca el progreso del barrio. Este progreso se constata en la apertura de establecimientos que facilitan la vida a los vecinos, desde bares a panaderías y otro tipo de negocios.
El Quiñón ya se acerca a los 3.100 empadronados.
El Quiñón no ha alcanzado las más de 13.000 viviendas previstas en su proyecto urbanístico. Y de los cerca de 5.000 pisos construidos, más de 2.000 siguen sin poder ocuparse por no terminarse la obra del agua. Sin embargo, la población del nuevo barrio seseñero sigue creciendo desde que se concedió la licencia de ocupación para 2.800 pisos en 2007. Tres años después, figuran como empadronados en esta zona 3.096 vecinos, según los últimos datos del Ayuntamiento. Esta cifra, por si sola, nos da una baja ocupación, de algo más de una persona por piso, pero basta para convertir la definición de El Quiñón como ‘ciudad fantasma’ en algo simplista.
Y en cuanto a su población real, puede ser mayor como en otros puntos de La Sagra, debido a su carácter de ‘dormitorio’ para madrileños que mantienen su empadronamiento en la comunidad vecina. Aunque la Asociación de Vecinos y el Consistorio difieren en esto. El presidente de la Asociación de Vecinos estima que puede haber ya hasta 6.000 residentes, al haber muchos que conservan su empadronamiento en Madrid para acceder a su asistencia sanitaria. Para Fuentes, ese factor no se da, y recuerda que en todo Seseña hay unas 12.000 tarjetas sanitarias, por debajo de los 18.000 empadronados . El alcalde ve como el cálculo más optimista que El Quiñón ya ha alcanzado los 4.000 residentes reales.
Fuente: La Tribuna de Toledo
El fuego cruzado entre el Ayuntamiento de Seseña y el promotor de El Quiñón, Francisco Hernando ‘El Pocero’, sobre la terminación de las obras de urbanización del barrio sigue atrapando a sus residentes. El alcalde seseñero, Manuel Fuentes, confirmaba en una reciente reunión con los vecinos agrupados en la Asociación del Residencial que el Consistorio no recepcionará la zona mientras no estén acabadas infraestructuras pendientes como la red de aguas, el acceso a la autovía A-4 o el desvío de una cercana línea de alta tensión.
La recepción es el último trámite de un proyecto urbanístico, por el cual el Consistorio se hace cargo de servicios como la limpieza viaria y el alumbrado público. Se efectúa cuando el Ayuntamiento constata que las obras de urbanización recogidas en el proyecto han sido ejecutadas por el constructor, que es quien debe prestar esos servicios hasta que la recepción se realice.
El alcalde, por ello, se basa en la falta de infraestructuras para no asumir los costes de conservación del barrio. Fuentes avisa que actúa así no sólo en defensa de la legalidad urbanística, sino también de «los intereses generales de todos los vecinos de Seseña». Recuerda que, si el Ayuntamiento asumiera el barrio, también debería afrontar el coste de las obras pendientes. Un coste que debe ser abonado por el promotor porque «quien se ha llevado las plusvalías -por la venta de pisos- no puede dejar la urbanización sin terminar».
Y Fuentes avisó que esta situación puede ir para largo, toda vez que Hernando ha iniciado un contencioso en los tribunales contra la orden municipal que rechaza su pretensión de dejar de ser el agente urbanizador de El Quiñón mientras no acabe las infraestructuras. «Si hay contencioso, en tanto no se resuelva, tiene que llevar el mantenimiento de El Quiñón», advierte el regidor al constructor.
Y ese coste es elevado. Sólo el mantenimiento de la depuradora de aguas del barrio supone unos 20.000 euros anuales. Además, Fuentes señala la necesidad de una cuadrilla de barrenderos y otra de jardineros por la extensión de sus zonas públicas, como el Parque del Lago.
El alcalde reconoce que Hernando no ha abandonado el mantenimiento del barrio, pero lo ha reducido al mínimo. «Por lo que sabemos, tiene una persona para limpieza de calles y otra para cuidar las zonas verdes», y esto se traduce en un servicio que no llega al 50 por ciento de lo necesario.
Fuentes teme que el constructor busque manejar esto para poner a los vecinos en contra del Ayuntamiento. «El caso es meter presión para conseguir objetivos», valora, anunciando que no cederá.
Así, señaló que un grupo de una decena de personas intentó reventar la reunión vecinal. Sin embargo, destacó el agradecimiento de la Directiva de la Asociación de Vecinos por la asistencia de los responsables municipales.
Preparan protestas.
Por su parte, el presidente de la Asociación, Juan Domínguez Gómez, reconoce que este panorama les obligará, una vez pasado el verano, a hacer protestas «contra todos», tanto el constructor como el Ayuntamiento, para que el barrio quede terminado y se aseguren los servicios. Domínguez también señala que la precariedad de los servicios que presta Hernando se está notando en fallos en algunos puntos del alumbrado público y la falta de cuidados en el parque del lago. Este espacio está «infestado de mosquitos» y no se repusieron los peces del estanque tras su última limpieza. El presidente de la Asociación también reclama a la Junta que se implique en este conflicto para forzar su resolución.
Pese a estos problemas y otros, como la falta de un transporte público suficiente hacia Madrid, Domínguez destaca el progreso del barrio. Este progreso se constata en la apertura de establecimientos que facilitan la vida a los vecinos, desde bares a panaderías y otro tipo de negocios.
El Quiñón ya se acerca a los 3.100 empadronados.
El Quiñón no ha alcanzado las más de 13.000 viviendas previstas en su proyecto urbanístico. Y de los cerca de 5.000 pisos construidos, más de 2.000 siguen sin poder ocuparse por no terminarse la obra del agua. Sin embargo, la población del nuevo barrio seseñero sigue creciendo desde que se concedió la licencia de ocupación para 2.800 pisos en 2007. Tres años después, figuran como empadronados en esta zona 3.096 vecinos, según los últimos datos del Ayuntamiento. Esta cifra, por si sola, nos da una baja ocupación, de algo más de una persona por piso, pero basta para convertir la definición de El Quiñón como ‘ciudad fantasma’ en algo simplista.
Y en cuanto a su población real, puede ser mayor como en otros puntos de La Sagra, debido a su carácter de ‘dormitorio’ para madrileños que mantienen su empadronamiento en la comunidad vecina. Aunque la Asociación de Vecinos y el Consistorio difieren en esto. El presidente de la Asociación de Vecinos estima que puede haber ya hasta 6.000 residentes, al haber muchos que conservan su empadronamiento en Madrid para acceder a su asistencia sanitaria. Para Fuentes, ese factor no se da, y recuerda que en todo Seseña hay unas 12.000 tarjetas sanitarias, por debajo de los 18.000 empadronados . El alcalde ve como el cálculo más optimista que El Quiñón ya ha alcanzado los 4.000 residentes reales.
Fuente: La Tribuna de Toledo